Hace
algunos días, mientras junto a mi esposa despedíamos el invierno bonarense viendo la película de Cameron Crowe casi famosos. Y se escuchaba
"that's the way" de Led Zeppelin, me transporté años atrás cuando en mi ciudad natal los cines locales
caídos en decadencia, obligaban a los cinéfilos a reunirse en locales un tanto
underground y recordé cuando mi hermano menor me invitó
a una de estas tertulias que se daban en un salón de eventos que se convertía
en sala de cine clandestina con un mágico ambiente de familia y ese
característico olor a palomitas de maíz con mantequilla fundida y servicio a la
butaca.
Aquel
día veíamos un film del director Stephen Herek llamado RockStar. Luego de aquella ocasión los dos en cada recital
al que acudíamos juntos jugábamos a que conseguíamos superar el grito Heavy del
vocalista de la banda como ocurría en una de las escenas más memorables de
dicho metraje; tiempo después compartimos con El Kike escenario y giras de
presentación en diferentes países y en más de una ocasión nos vimos tocando y
dejando el alma en esa misma sala de cine improvisada empilchada de sala de
sesión solemne.
En esos
años los escenarios eran una extensión del hogar, mi hermano espalda con
espalda en el escenario, mamá sonriendo y aplaudiendo junto a mi papá que era
quien nos movilizaba por las carreteras en su querida Volkswagen combi.
Hoy más
que nunca siento mía aquellas frases de
serú-giran "La música sigue pero amigo yo ya la vi" y "mientras
miro las nuevas olas; yo ya soy parte del mar" Kike ya somos parte del
mar.
MC2